Vicente Hilera "El Charro"
SESTAO. "Con cariño...", le escriben en sus últimas palabras la esposa e hijos a Vicente Hilera, fallecido el pasado sábado. En esos momentos de
incontrolables emociones, en ocasiones, se evita el agur, se prescinde del adiós. Con cariño le recuerdan en presente al regente del famoso bar de Sestao El Charro, establecimiento cercano al Ayuntamiento local. "Orgullosos de aitatxo", matizan Angelita, Óscar, Aitor y Nerea. Orgullosos de aquel quien lloró al nacer en Logroño y vivió en Ávalos, La Rioja. Aquel que al recalar en su querido Sestao cogió con su mujer Angelita -de Ávalos-, hermana y cuñado el bar El Charro, familia que regentaría también el Bodegón Charro y la degustación Anaiak.
Vicente Hilera (27 de octubre de 1939) acabó los estudios básicos, pero como narra su hijo Óscar "hizo su carrera trabajando". Fue camarero en Cruces y en Bilbao. En Sestao, trabajó en El Submarino (1968) y ya en los setenta dieron el paso familiar y apostaron por reabrir El Charro. La mujer y los hijos se hacen cargo ahora de los establecimientos. Tratan de seguir el ejemplo de Vicente. "Él trataba a todos por igual: ricos, mendigos... Tenía besos para mujeres mayores, jóvenes... Para todos tenía un chiste. Daba lo que tenía", le reconocen sus hijos.
En el municipio era muy conocido y miembro de la asociación de comerciantes local. Fue "muy forofo" del Orfeón de Sestao, agrupación a la que apoyaba en lo que podía y con la que viajaba. La masa coral quiso cantarle en su funeral y en el mismo bar, en El Charro, el lunes: "Hicieron llorar a todo el local de emoción. Le cantaron El último adiós, canción que tanto le gustaba", evoca Óscar.
Hilera era seguidor del Sestao River, de jugar a cartas, de desconectar en tiempo de ocio del ajetreo laboral en una viña que tenía en Ávalos o en las bodegas de sus amigos. A lo que nunca faltó fue a "ayudarnos a los hijos por las mañanas. Vivió totalmente entregado a nosotros", explican y van más allá: "Como padre fue un fenómeno. Nunca ha sido estricto y nos ha guiado siempre", le reconocían y agradecían ayer los hijos de Vicente y Angelita, matrimonio casado en 1971. El de El Charro se ha ido, pero queda orgullo por él, cariño.
"Tristes, no; orgullosos de ti, aita"
Con tu marcha deberíamos sentirnos tristes, pero no, nos sentimos orgullosos de nuestro aita, quien siempre nos ha marcado un camino a seguir. Él, que siempre ha tenido un gesto, una palabra para todos, la alegría de todos. Te has ido, pero queda tu recuerdo entre nosotros, porque jamás te olvidaremos. Con cariño..